El vino es una bebida que siempre ha sido básica en la dieta mediterránea. Cocinamos con él, nos lo bebemos, y muchos españoles viven también de él. Sin embargo, la pasión por el buen vino parece haberse ido perdiendo, al menos entre la juventud. Hay quien opina que es lo normal, que primero la pasión empieza en la cerveza y que con la madurez se empieza a preferir una buena copa de vino con las comidas. Otros aseguran que el vino está quedando relegado a un segundo plano en nuestro país y que por eso el volumen de exportación es tan alto. Y un tercer grupo asegura que hay que desterrar la idea de que beber cualquier tipo de alcohol puede llegar a ser sano.
Muchos médicos han llegado a aconsejar a personas mayores tomar una copita de vino al día pues los polifenoles que contiene el vino con buenos para nuestro organismo. Ahora bien, esos polifenoles también pueden conseguirse tomando otra serie de alimentos como las nueces, el chocolate, las frutas del bosque o el aceite de oliva.
Personalmente no estoy en contra de que, de vez en cuando y de forma moderada, alguien se tome una copa de vino o una caña de cerveza, por lo que el tema de alcohol 0 no lo comparto, aunque lo respeto. Y que quede claro que no por lo que digo estoy incitando a nadie a beber alcohol ni nada similar, solo digo que una copa de buen vino es un placer que, hoy por hoy, no tengo porque eliminar de mi vida.
El vino es esa bebida que debes tomar a sorbos pequeños y que consigue que tu paladar prueba nuevas texturas y sabores, incluso tu nariz olfatee nuevos olores, de forma fácil y sencilla. Ahora bien, tener vino en casa para disfrutarlo de vez en cuando no es tan sencillo.
Lógicamente, si queremos tener una botella de vino blanco que se suele servir frío en la nevera, no necesitaremos mucho más que lo ya mentado, pero cuando se trata de otro tipo de vinos la nevera está descartada y tenerlos a temperatura ambiente en pleno agosto en según qué ciudades puede ser una auténtica barbaridad. En Vicave aseguran que el buen vino, servido a una temperatura que n es la adecuada, puede acabar convirtiéndose en una copa de vino de tetrabrik.
Listado de temperaturas
La temperatura ideal del vino puede varias mucho de una botella a otra, por eso la OCU ha publicado una lista muy interesante.
Temperatura óptima de consumo de cada vino | |
Tipo de vino | Temperatura ideal |
Vino espumoso (cava, champán, de aguja…) | 7 °C |
Vino blanco dulce (moscatel, Pedro Ximénez) | 8 °C |
Vino tinto joven | 9 °C |
Vino blanco joven seco | 10 °C |
Vino rosado | 10 °C |
Vino generoso (Jerez, Manzanilla, oloroso…) | 11 °C |
Vino blanco fermentado en barrica | 12 °C |
Vino tinto crianza | 15 °C |
Vin tinto reserva y gran reserva | 17 °C |
- Si se toma el vino muy frío (a 2 °C o 4 ºC), apenas se podrán percibir sus aromas y se acentúan los sabores ácidos.
- Si está caliente, por encima de 20 ºC, se perciben mucho los alcoholes, y también se acentúan los sabores dulces.
Debemos fijarnos en cuestiones como el dulzor, el volumen alcohólico, la tanicidad, la acidez o la aromática para decidir cuál debe ser la temperatura de servicio óptima. A modo general, cabe recordar que el frío atenúa las sensaciones dulces y alcohólicas, mientras que potencia la tanicidad y la acidez. Así, si servimos un vino de alta graduación será recomendable refrescarlo levemente, mientras que si se trata de un vino de elevado contenido tánico, lo apropiado sería permitir que la temperatura se elevara unos grados.
¿Cuál es la mejor manera de enfriar el vino? Sin duda, el agua con hielo. Se trata de un método sencillo, eficaz y económico que nos permite jugar con la temperatura a nuestro antojo. Debemos tomar una cubitera y rellenarla de hielo y agua, así el frío se repartirá de manera homogénea por toda la botella y no sólo por la parte que esté en contacto directo con el hielo. Si queremos acelerar este proceso, podemos añadir un poco de sal al agua, facilitando así que el hielo se derrita. Ante una ocasión de emergencia en la que no dispusiéramos de hielo o de cubitera, la nevera es siempre una opción más amable con el vino que el congelador.
Desde la Bodega
Debemos tener en cuenta que los vinos se producen, maceran e incluso embotellan en bodegas que, si son tradicionales, estarán ubicadas en zonas húmedas y probablemente bajo tierra con el fin de que la temperatura de la misma y la humedad se mantengan en una constante. Lógicamente, con los avances tecnológicos, encontramos bodegas modernas y fábricas que no dejan de producir este tipo de caldos controlando absolutamente todo con nuevas herramientas e instrumentos de trabajo pero, tal y como nos explican desde Boada Tecnología, este tipo de fábrica moderna lo que hace es imitar un ambiente natural que ya existía hace siglos en cuevas y sótanos con el fin de replicar todo lo que favorecía la creación de un buen vino.
Finalmente, es importante recordar que debemos mantener la exigencia con la temperatura también cuando salimos a comer o cenar fuera. No debería importarnos pedir una cubitera para un vino tinto si lo estimamos oportuno. Cabe destacar que la temperatura de servicio no es la misma que la temperatura de consumo, pues el vino adquiere temperatura rápidamente una vez en la copa; así, ante la duda, es mucho más ventajoso servir el vino un par de grados más fresco de lo deseable pues adquirirá su temperatura óptima en pocos minutos.