Normalmente odio casi todo aquello que está de moda. Cuando algo se vuelve tendencia empieza a viralizarse, como se dice ahora, y todo el mundo se empeña en decir que “tal cosa” es el mejor producto, o que es el más bonito, o que es lo mejor del mundo. Pasa con todo, con ropa, decoración, deportes e incluso con los niños pequeños. Hace unos meses mi sobrina no quería saber nada de ningún juguete que no fuera un “bebé llorón”, ahora dice que eso es de niñas pequeñas y se ha pasado a las Wizies, una especie de mini muñequitos que encajan unos con otros creando diferentes formas.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, este año 2019 se están poniendo de moda cosas que me gustan y que creo que todos debemos apoyar, cosas como el “no al plástico” o la cultura del “real food”. Incluso, aunque quede mal decir que sea una moda, porque es mucho más que eso, el feminismo que este año está pegando fuerte y que tantas cosas buenas está consiguiendo, se está contagiando como la pólvora entre todos, y como lo que se lleva es ser feminista, muchos que no lo son se están convirtiendo, y eso también me gusta, aunque habla de “moda” en este contexto sea algo superfluo e incluso contraproducente según la visión que se adopte.
Por eso, y teniendo que tragarme mis propias palabras, este año voy a la moda.
Del campo a tu mesa
Antes solo pasaba con ciertas frutas y hortalizas, pero ahora puedes conseguir una gran cantidad de productos ecológicos que llegan directos a tu casa desde el campo. Yo empecé con las naranjas, en naranjasaldía.es y hoy en día ya compro hasta la carne. Pero, ¿realmente tiene tantos beneficios comer este tipo de alimentos? ¿Sí, o no? Vamos a ver qué dice la ciencia.
- La agricultura ecológica es respetuosa con el medio ambiente. Debemos tener en cuenta que al no usar ningún tipo de químico o insecticida, el cultivo de cualquier tipo de verdura o fruta no causa impacto sobre nuestro medioambiente. Si a eso le sumamos que los restos que pueda dejar este tipo de cultivo siempre son biodegradables lo que obtenemos son todo ventajas.
- La agricultura ecológica mitiga el cambio climático. Cualquier planta almacena carbono que luego se expulsa a la atmósfera en forma de oxígeno y la agricultura también almacena ese carbono en el suelo. Según un análisis del año 2010, la reducción de emisiones por la eliminación de los fertilizantes minerales es del 20% y la compensación por el secuestro de carbono es de entre el 40 y el 70% de las actuales emisiones anuales de gases de efecto invernadero.
- Potencia la biodiversidad. Allí donde se cultiva agricultura ecológica se incrementa la riqueza de especies polinizadoras, como las abejas, lo que potencia el ecosistema.
- Mejora la calidad del agua. Este tipo de agricultura produce una menor expulsión de nitratos al no usar fertilizantes, al tener una menor densidad de cultivo por hectárea u al usar más cubiertas vegetales. Debido a esto, la contaminación del agua circundante es mucho menor que en las zonas donde se practica el cultivo con fertilizante sy químicos.
- Son alimentos seguros. Ni cáncer ni otras enfermedades asociadas a patógenos de tipo microbiológico. Los alimentos ecológicos son seguros para nuestra salud.
- La agricultura ecológica podría alimentar a todo el planeta. O al menos esto dicen los expertos. Mientras que con la agricultura de fertilizantes y químicos la economía se tambalea para conseguir que el cultivo le sea rentable a un agricultor, con la agricultura ecológica podríamos producir casi el doble de la comida necesaria para alimentar a la población mundial. Hablamos, por tanto, de un problema de desigualdad e injusticia social, no de producción.
- Contribuye a la seguridad alimentaria. La agricultura ecológica tiene mayor capacidad de resiliencia frente a cambios ambientales y variables sociales.
- Los alimentos ecológicos no son más caros. Debemos dejar este punto claro porque de lo contrario seguimos alimentando esa bola que hace pensar que el ciudadano medio no puede alimentarse bien por falta de economía. Es simple, todo depende de lo que quiera ganar el agricultor o el comerciante, pero no es más caro cultivar ecológicamente.
Ahora pensad que los animales de los que también nos alimentamos, como cerdos, vacas, pavos, pollos, etc. solo coman este tipo de alimentos ecológicos de pasto. Estos animales tendrán una vida mejor, más saludable y más feliz que aquellos que se alimentan de restos con herbicidas y, de paso, nos darán a nosotros una carne mucho más saludable. Es la pescadilla que se muerde la cola: si cambiamos una cosa, la propia inercia del mundo, la rueda, va cambiando el resto.
¿Y tú, te animas a ir a la moda?