Desafiar al frío también es una necesidad en España

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Ha sido una ciencia como la del marketing la que ha convertido a España en un lugar atractivo para los turistas, sobre todo en lo que respecta al turismo de sol y playa que tanto nos caracteriza en pleno 2019. Pero esto no nos tiene que hacer olvidarnos de la realidad verdadera. Y es que en nuestro país existe una buena cantidad de zonas que no tienen ese clima mediterráneo del que se presume en Cataluña o en la Comunidad Valenciana, sino que se dispone de un clima continental que implica la llegada de duros y crudos inviernos. En España también sabemos lo que es pasar frío.

Solo hace falta esperar a que llegue el mes de noviembre para empezar a comprobarlo. Debemos recordar que, en nuestro país, tenemos una meseta central que ocupa una buena parte de nuestro territorio y que, durante los meses de frío, existen municipios situados en ella que apenas son capaces de superar los 0 grados. Y es que, en ciertos aspectos, nuestro país tiene mucho que ver con esas estampas centroeuropeas en las que la nieve o el hielo ocupan un lugar primordial. Seguro que muchas de las personas que están leyendo estas líneas pueden confirmarlo.

Tenemos buenos ejemplos de lo que os estamos comentando. Podemos preguntar en las provincias de Cuenca, Guadalajara, Teruel, Ávila, Soria, Burgos o Palencia si España es un país tan cálido como realmente lo pintan los expertos en publicidad. Seguro que la respuesta difiere bastante de la que nos dan todas esas personas que viven cerca de la costa y cuya vida no tiene, en absoluto, nada que ver con la que tiene la gente del interior. La noticia que a continuación os enlazamos y que fue publicada en el diario ABC informaba de cuáles son los diez lugares más fríos de este país. 

¿En qué afecta eso a las compras que hacemos los españoles? Lo cierto es que tiene una incidencia bastante grande. Una noticia que fue publicada en la página web de la agencia de noticias Europa Press informaba de que los españoles iban a gastar una media de 322 euros por familia solamente para calentarse durante el invierno. Y es que las familias notan en el bolsillo la llegada del invierno. Calentarse es, desde luego, una de las máximas prioridades en lo que tiene que ver con los meses de invierno. Y no es para menos. Lo contrario es un auténtico suicidio.

Las familias gastan una suma importante de dinero cada año para combatir el frío del invierno y, desde luego, todo lo que tenga que ver con el gasto en calefacción o en la incorporación de chimeneas es de suma necesidad. Un porcentaje importante del gasto de estas familias se destina a este tipo de labores, que pasan a copar las primeras posiciones en lo que a prioridades se refiere. Hemos querido hablar del asunto con los profesionales de Ambifuego, una entidad especializada en la fabricación y venta de chimeneas, y nos han comentado que, en los últimos tiempos, la gente encuentra menos costoso y más satisfactorio para sus intereses un elemento como la chimenea al que representa la calefacción.

Los motivos, si lo pensamos bien, están más que claros. En primer lugar, la chimenea no consume una materia como lo es el gasoil, que destaca por su alto coste en los tiempos que corren. En segunda instancia, la chimenea no está sujeta a los problemas técnicos que sí que tiene que desafiar la calefacción y que, en muchas ocasiones, provocan que nos quedemos sin calor en casa durante las semanas más crudas del invierno.

No obstante, si queréis algo menos tradicional pero igual de eficiente recordad que la opción de la climatización siempre está vigente, sobre todo cuando hacemos una gran reforma y podemos pensar en la eficiencia energética. Los profesionales de García Guirado aseguran que las buenas climatizaciones no solo aportan comodidad y confort a las familias, sino también ahorro energético y eficiencoa.

El gasto en ropa, también fundamental durante los meses de invierno 

La cifra de la que hemos hablado antes no tiene en cuenta el gasto que las familias destinan a la compra de sus propias prendas de ropa. Está claro que el gasto que se destina a esta partida no es algo baladí. Hay que comprar abrigos, bufandas, guantes, bragas… y, para la persona que haga deporte, alguna malla y la camiseta térmica que en ningún momento nos puede fallar. La factura no es fácil de digerir y pone en entredicho la economía familiar de gente de diferentes condiciones sociales y de diferentes zonas de nuestra geografía.

Reducir los gastos que ocasiona el invierno es todo un reto para muchas familias, que no saben por dónde meter la tijera sin perder un ápice de calidad de vida. Una alternativa ha surgido durante el pasado invierno y no es otra que la de sustituir la calefacción por la chimenea. Y es que, en ocasiones, confiar en la tradición es una de las mejores apuestas que podemos llegar a realizar. Son muchas las personas que lo han hecho y que han encontrado, de este modo, la manera de recortar ese gasto y de tener un colchón más amplio para afrontar el alto coste de la vida actual.

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