Aprende todo acerca del pistacho, un fruto que gusta a todos.

6102 (1)

El pistacho tiene algo especial. No se sabe si es por su color verde alegre, por ese sabor entre dulce y salado, o porque cuesta parar de comerlos una vez que empiezas, pero este pequeño fruto seco lleva años conquistando paladares en todo el mundo. En España su cultivo ha crecido muchísimo y su presencia en la cocina, tanto dulce como salada, es ya una auténtica tendencia. Pero, ¿qué sabemos realmente del pistacho? Detrás de su aspecto sencillo hay una historia curiosa, un cultivo exigente y una planta muy resistente que ha sabido adaptarse a los climas más duros.

Vamos a descubrir todo sobre este fruto que encanta a tantos: desde su origen milenario hasta cómo se cultiva hoy en día en España, pasando por sus variedades, beneficios, curiosidades y los secretos de su sabor tan característico.

Un fruto con historia milenaria.

El pistacho (Pistacia vera) tiene raíces muy antiguas. Los primeros registros de su consumo datan de hace unos 7000 años en Asia Central, concretamente en regiones que hoy forman parte de Irán y Afganistán. De hecho, Irán sigue siendo uno de los mayores productores del mundo, junto con Estados Unidos (California), Turquía y China.

Los antiguos persas ya consideraban al pistacho un símbolo de riqueza y buena fortuna. Era un fruto reservado para la nobleza, y se ofrecía como obsequio en ocasiones especiales. Con el paso de los siglos, los romanos lo introdujeron en el Mediterráneo, y desde entonces no ha dejado de ganar terreno, hasta convertirse en un cultivo que en España se ha disparado en los últimos años, sobre todo en Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.

¿Cómo es el pistacho por dentro?

Aunque lo llamemos “fruto seco”, en realidad el pistacho es una semilla comestible que se encuentra dentro de una drupa, es decir, una especie de fruto con una cáscara dura que protege la semilla interior. Cuando el fruto madura, esa cáscara se agrieta con un “clic” muy característico, señal de que el pistacho está listo para ser recolectado.

El color verde del interior puede variar desde un tono claro hasta un verde intenso, dependiendo de la variedad y del grado de madurez. Cuanto más verde es el pistacho, más valorado suele ser en el mercado, sobre todo en repostería y heladería, donde se busca un color atractivo y un sabor puro.

Variedades de pistacho: cada una con su encanto.

Existen numerosas variedades de pistacho en el mundo, pero en España las más cultivadas son:

  • Kerman: la más extendida. Se caracteriza por su tamaño grande, sabor suave y alto rendimiento. Es la variedad preferida para consumo directo.
  • Larnaka: de origen griego, se adapta muy bien al clima mediterráneo y da frutos algo más pequeños, pero de excelente calidad.
  • Sirora: procede de Australia, madura antes que la Kerman y tiene buena apertura natural.
  • Aegina y Avdat: menos comunes, pero apreciadas por su color verde intenso y su buena adaptación a suelos calizos.

Cada productor elige la variedad según el clima, el tipo de suelo y, sobre todo, el uso que se quiera dar al fruto: no es lo mismo un pistacho para aperitivo que uno pensado para elaborar helados artesanales o pastelería gourmet.

Cultivo del pistacho, una inversión de paciencia.

El cultivo del pistacho tiene fama de ser lento, pero muy rentable a largo plazo. El árbol empieza a producir frutos de manera significativa a partir del quinto o sexto año, y su máximo rendimiento llega sobre los doce años. A cambio, puede seguir dando frutos durante décadas.

Requiere inviernos fríos y veranos calurosos y secos, con suelos bien drenados y poco salinos. Aunque el pistacho tolera la sequía, necesita un buen manejo del riego, especialmente en los primeros años y en las fases de floración y engorde del fruto.

Uno de los puntos más importantes es la elección del portainjerto, la base sobre la que se injerta la variedad productiva (como Kerman, por ejemplo). Esta elección determina la adaptación del árbol al suelo, su resistencia a enfermedades y su productividad final.

La importancia de los portainjertos.

En España, la producción profesional ha avanzado mucho en este aspecto gracias a viveros especializados. Desde Viveros La Herriza explican que el éxito de una plantación empieza con la selección adecuada del portainjerto, ya que es el que aporta vigor, resistencia y adaptación al medio.

Los portainjertos más comunes son:

  • Pistacia terebinthus (Cornicabra): muy rústico, ideal para suelos pobres y secos, aunque de crecimiento más lento.
  • Pistacia atlantica: de buen desarrollo, resistente a la sequía, pero algo más sensible a las bajas temperaturas.
  • UCB1 (híbrido entre Pistacia atlantica y Pistacia integerrima): uno de los más utilizados actualmente por su rápido crecimiento y resistencia a hongos y nematodos.

Producción en España.

Hasta hace poco, España importaba casi todos los pistachos que consumía, pero eso está cambiando a pasos agigantados. En los últimos diez años el cultivo se ha multiplicado, especialmente en Castilla-La Mancha, donde el clima seco y los inviernos fríos son perfectos para este árbol. También en Andalucía, Murcia y Extremadura se están consolidando grandes explotaciones.

El interés no es casual: el pistacho tiene un precio de mercado alto y una demanda creciente. Además, es un cultivo sostenible, ya que requiere menos agua que otros frutos secos, como la almendra, y mejora la biodiversidad del entorno donde se planta. Muchos agricultores lo eligen como alternativa rentable frente a cultivos más tradicionales.

Recolección y procesado.

Cuando los pistachos maduran, su cáscara se abre parcialmente. Es el momento perfecto para recolectarlos, normalmente entre septiembre y octubre. Se suelen usar vibradores mecánicos que sacuden las ramas para hacer caer los frutos sobre lonas.

Después se separa la cáscara exterior (el pericarpio), se lavan y se secan para evitar la aparición de hongos. A partir de ahí se clasifican según su tamaño, color y grado de apertura. Los pistachos que no se han abierto naturalmente se pueden tostar y abrir de forma mecánica, aunque los más valorados son los que se abren de manera natural.

¿Por qué son tan saludables?

El pistacho es uno de los frutos secos más equilibrados nutricionalmente. Aporta muchos beneficios, como grasas saludables, proteínas vegetales, fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el hierro, el magnesio y el potasio.

Además:

  • Favorece la salud cardiovascular.
  • Ayuda a controlar el colesterol.
  • Aporta energía sin elevar demasiado el índice glucémico.
  • Es saciante, por lo que ayuda a evitar picoteos poco saludables.

También se considera un aliado de la piel y el cabello por su contenido en antioxidantes y vitamina E. Y, al contrario que otros frutos secos, tiene una proporción moderada de calorías: unos 550 por cada 100 gramos.

En la cocina: un ingrediente amado y delicioso.

El pistacho se adapta a todo. Se puede tomar crudo, tostado, con sal o sin ella, y su sabor combina genial tanto con dulce como con salado.

En la cocina mediterránea se usa cada vez más: en pastas, salsas, ensaladas o rebozados. En repostería es una joya: desde helados artesanos hasta macaron, tartas o cremas untables. Su color verde aporta un toque visual precioso, y su sabor, entre delicado y mantecoso, lo hace irresistible.

En la cocina italiana, por ejemplo, el gelato di pistacchio es casi una religión. En Oriente Medio, los pistachos se usan en dulces tradicionales como el baklava o el halva, mientras que en España empiezan a verse reinterpretaciones modernas de postres clásicos con este fruto como protagonista.

Curiosidades que no todo el mundo sabe.

  • El sonido del pistacho al abrirse, ese “crack” tan característico, era considerado en la antigua Persia un símbolo de buena suerte.
  • En algunos países se le llama “la nuez sonriente” por la forma que adopta su cáscara al abrirse.
  • Aunque parece un fruto seco más, pertenece a la misma familia botánica que el anacardo y el mango.
  • Los árboles de pistacho necesitan entre 600 y 1000 horas de frío invernal para florecer correctamente.
  • El color verde se debe a la clorofila, mientras que los tonos amarillos proceden de los carotenos, los mismos pigmentos que dan color a las zanahorias.

El futuro del pistacho.

Todo apunta a que este fruto seguirá creciendo en popularidad. Su consumo se asocia con estilos de vida saludables y con la gastronomía de calidad. Además, la demanda mundial no deja de aumentar y los climas áridos del sur de Europa son perfectos para su desarrollo.

Con los avances en los portainjertos, las técnicas de riego y la selección genética, el pistacho se está convirtiendo en un cultivo clave para el campo español. Y lo mejor es que, además de rentable, es bonito: ver un pistachero en flor es todo un espectáculo, y los tonos rosados y verdosos de sus frutos en otoño dan un toque encantador al paisaje.

Un fruto que nunca pasa de moda.

Quizá esa sea la magia del pistacho: tiene historia, tiene sabor y tiene futuro. Es un fruto sencillo, pero lleno de matices, que ha pasado de los desiertos de Asia a las mesas de medio mundo.

Ya sea en una crema, sobre una tostada, en una salsa para pasta o directamente del cuenco mientras ves una peli, el pistacho sigue siendo ese pequeño placer que une a todo el mundo. Y si alguna vez ves un árbol de pistacho en flor, recuerda que ahí empieza todo: en una planta resistente, paciente y sabia, capaz de ofrecer uno de los frutos más deliciosos y admirados del planeta.

Comparte

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest

Mas articulos

Articulos populares

Comparte