Los “alimentos ecológicos”, también llamados orgánicos, biológicos o simplemente bio, son aquellos en los que no se han utilizado productos químicos, en su proceso de producción, respetando el medio ambiente y contribuyendo al desarrollo sostenible. Pero no todos los productos que dicen ser ecológicos lo son en realidad. Para salir de dudas, se recomienda fijarse en el sello de acreditación ecológica que se encuentra en los productos orgánicos. En algunos incluso se pueden encontrar más de un sello. Los sellos son logotipos que certifican según normas establecidas por comunidades, países o regiones, e incluyen, el nombre de la certificación, el código de la autoridad que la da y la leyenda “Agricultura Ecológica”.
Esto significa que cuando compras un producto ecológico español siempre lo reconoceremos porque tiene un sello de su consejo Regulador, especificando su procedencia. Si el productor y el fabricante de subproductos cumplen con las disposiciones del “Reglamento Ecológico Europeo” y ha pasado los controles de inspección sobre el estado ecológico de los productos, éstos pueden ser marcados y vendidos con el sello orgánico de la Unión Europea (UE).
Un sello en función de las características del producto
Los centros de referencia para la certificación por cada Estado de la Unión Europea, supervisa el cumplimiento de los requisitos para todos los productos ecológicos de la unión. Por lo tanto el sello orgánico indica los productos que cumplen al menos con los requisitos de la UE para considera ecológico a un producto.
Además, existen sellos de certificación privados, que tienen unos requisitos más estrictos, como pueden ser, que el producto proceda al 100% de la agricultura orgánica y todos los aspectos técnicos relacionados con el manejo del producto, deben ser igualmente de carácter orgánico.
Para garantizar el cumplimiento de la estricta normativa europea existen diferentes entidades de certificación autorizadas e independientes que realizan controles adicionales, que son sometidos a revisión. Esto asegura al consumidor y a la consumidora que los productos que está comprando están libres de sustancias químicas y pesticidas. Para ello, incluyen un sello o aval de calidad biológica, que ofrecen garantías de transparencia frente al consumidor, calidad y cumplimiento de normas establecidas para la producción ecológica: el Reglamento Europeo 834/2007, en los países de la Unión Europea. Aseguran la ausencia de plaguicidas químicos, organismos genéticamente modificados, así como un uso responsable de los recursos naturales. La legislación que regula la producción ecológica en Europa es el Reglamento C.E.E. 2092/91.
La Comisión Reguladora de Agricultura Ecológica, CRAE, adscrita al MAPA, tiene la misión de asesorar a las Comunidades Autónomas en estas cuestiones.
La certificación ecológica no es gratuita, y el precio varía en función del sector que lo solicite, por lo que el producto, por norma general es más caro. Aunque últimamente es posible encontrar productos con certificación ecológica, a muy buen precio e incluso en el hipermercado. De hecho, la línea belle de Eroski, ha lanzado una línea de cosméticos y productos de higiene, con certificación ecológica y a muy buen precio. Otros, como supermercados Froiz, también cuentan con productos con certificación ecológica de marca propia y a muy buen precio, como el arroz, entre otros. Que ya se sabe que si el arroz no viene con certificado, lo mismo lo estás comiendo del peor lugar de la tierra o algo así.
Por eso, en su afán de mejora continua, la cooperativa aceiter, Ntra. Sra. de los Ángeles, SCA dispone desde hace tres años de los certificados de calidad y seguridad alimentaria ISO:9001 e IFS Food, que avalan el correcto funcionamiento de todo el proceso productivo. Y es que esta cuestión, la implantación y desarrollo de una política o sistema de gestión de la calidad y seguridad alimentaria, es considerada una herramienta estratégica que permite la diferenciación competitiva, garantizando de este modo la alta calidad y seguridad alimentaria tanto de productos como de procesos, la plena satisfacción de sus clientes, la eficacia en el control de dichos procesos, la motivación y orientación del personal hacia el objetivo de la calidad y un adecuado comportamiento medioambiental que cuente con la participación de todos los empleados. Para ello, la dirección establece unos principios básicos referidos a la aplicación de prácticas correctas de higiene.